DECLARACIÓN SOBRE EL ANTIIMPERIALISMO

PARTIDO DE LA IZQUIERDA RADICAL – DECLARACIÓN SOBRE EL ANTIIMPERIALISMO

El antiimperialismo es una de los fundamentos políticas del Partido de la Izquierda Radical. La lucha contra el imperialismo no es solo una cuestión de valores o de política exterior; la lucha involucra completamente las contradicciones del capitalismo financiero neoliberal. El imperialismo es más que una clasificación de política exterior, es un sistema mundial que influye todo aspectos de la vida, desde el precio de pan y la posición de los trabajadores en la sociedad, hasta la lucha por liberación de grupos oprimidos.

El imperialismo, como la fase más avanzada del capitalismo, entró en una nueva fase unipolar despues del fin de la Guerra Fría. El primer paso hacía el orden imperialista fue la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial que creo el nuevo orden de las Naciones Unidas. Un orden de naciones nominalmente soberanas con leyes escritos a base del principio de autodeterminación, pero en cual naciones permanecía divididas entre el centro capitalista y su periferia. El proximo paso a nuestra presente orden internacional fue la caída de la Unión Soviética y del socialismo real en Europa que eliminó la última fuerza que podía oponerse a la barbarie del capital financiero y sus subordinados: la maquinaria bélica de la OTAN y las instituciones financieras “internacionales” e “independientes” –en realidad, imperiales– del centro capitalista, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.  

Los llamados “países desarrollados”, los países del centro capitalista, forman un conjunto que concentra la mayor parte del capital y controla las instituciones internacionales. Los países fuera de este centro existen en un estado de dependencia financiera y tecnológica a los países “desarrollados”, mientras su riqueza natural y humana es constantemente absorbida por este centro. Esta desigualdad global, en su magnitud, supera incluso las desigualdades que existen dentro de los propios países, y refuerza, si no crea directamente, las desigualdades dentro países. El principal estado del centro capitalista son los Estados Unidos de América, que, mediante la proyección de su poder militar y política extranjera, impone y mantiene este sistema, con el apoyo de otros países del “primer mundo”.

El imperialismo post-Guerra Fría se manifiesta tanto en la esfera económica como en la militar. Por un lado, a través de reformas estructurales forzadas, “terapias de choque”, privatizaciones y austeridad; por otro lado, a través de intervenciones militares directas. Como partido socialista, reconocemos la centralidad del imperialismo en devastar la economía y desposeer a la clase trabajadora en nuestro país, pero también en otros países de la periferia del capitalismo; y consideramos el antiimperialismo una parte integral de nuestra lucha por una sociedad más justa.

En las décadas de transición hacia el capitalismo neoliberal, nuestra industria fue devastada y vendida, y cientos de miles de empleos fueron eliminados en el saqueo de la privatización. La legislación laboral y de vivienda fue “reformada”, con la participación directa de “socios” estadounidenses y europeos, para crear una economía de mano de obra barata y sociedad despojada de derechos, destinada a vivir en inseguridad existencial perpetua; una sociedad sin recursos para oponerse a cualquier tipo de explotación. Tanto el estado como la población fueron reducidos hasta el borde de la esclavitud por deudas, y cada préstamo del FMI o del Banco Mundial viene con más privatizaciones, ventas de recursos públicos y recortes de servicios públicos.

Esta transición –una transición hacia una pobreza cada vez peor- al igual que en otros países– no es, causada por una falta de aptitud o alguna supuesta falla en la “mentalidad” de la población. Esta pobreza creciente es resultado una conjunta criminal e ilegal entre el gobierno neoliberal y sus patrocinadores occidentales, quienes los dirigen y presentan “soluciones” y les brindan apoyo logístico, financiero e ideológico en su interminable asalto a los derechos laborales y la seguridad economica del pueblo.

Al mismo tiempo, hay una gran presión –tanto externa como interna– para que Serbia abandone ritualmente sus últimos vestigios de no alineación y soberanía. Debemos resistir los intentos del bloque imperial de involucrar a Serbia a sus proyectos y guerras híbridas. Con la peligrosas enfrentamientos aumentando globalmente en los últimos años, esto se ha vuelto imperativo. Hoy, todas las fuerzas antiimperialistas y en favor de paz en Serbia deben tomar una posición para evitar que nuestro país sea participante de una nueva guerra fría, y posiblemente una nueva guerra mundial.

La fuente de los enfrentamientos globales es el ascenso económico de China, que pone en tela de juicio la actual división del poder, y debido a ello las potencias imperialistas ahora se refieren abiertamente a combatir a China y a sus aliados como una prioridad estratégica. Por eso estamos presenciando una concentración cada vez mayor de poder militar en Europa y el Pacífico, y el regreso de una ambiente autoritaria de la era de la Guerra Fría, esto se ve en la disolución de la democracia, el regreso de la censura y las inquisiciones contra los supuestos agentes de esta “influencia maligna”.

Las potencias imperialistas a menudo manipulan varias causas sociales progresistas, como la lucha por los derechos de las mujeres, los derechos LGBT+ o las luchas ecológicas, para justificar sus intervenciones armadas, golpes de estado y cambios de régimen antidemocráticos en todo el mundo. Usando este hecho, varios partidos y organizaciones de la derecha se esconden detrás de un falso “antiimperialismo” nacionalista y lo utilizan para difundir ideas reaccionarias y fomentar la violencia contra los oprimidos y las minorías. Al pintar todas las causas progresistas como un supuesto producto del imperialismo occidental, en lugar de luchar contra el sistema neoliberal al que supuestamente se oponen, sostienen ese mismo sistema y sirven como sus guardianes, atacando a los sectores de la sociedad que más oprime. Esto es especialmente evidente en la retórica racista de la derecha contra los migrantes y en las prácticas violentas a través de las cuales se revelan como los sirvientes del aspecto más brutal del imperialismo: la idea de una “Europa cristiana y blanca”.

Por eso hoy es más importante que nunca que volvamos hacia el legado del Movimiento de Países No Alineados, que luchemos contra la división del mundo en bloques que el imperio quiere imponer, y que insistamos en el derecho de países como Serbia a elegir su propio camino de desarrollo.

¡Muerte al imperialismo, libertad a los pueblos!

Adoptado en el Congreso del Partido de la Izquierda Radical, 18/12/2022 en Belgrado.

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